Se nos ha venido a la cabeza este personaje al caer en la cuenta de que, esta semana que ha pasado entre el partido en Old Trafford y el día de hoy, hemos estado escuchando repetida y machaconamente en nuestra prensa deportiva sevillana la idea nociva y mediocre de que el partido importante es contra el Mallorca, el domingo, y no contra el Manchester United, ya que, tras la abultada derrota en el partido de ida, el Real Betis no tiene opciones reales de pasar la eliminatoria y debería salir a jugar poco menos que con los chavales del División de Honor.
No es la primera vez que desde Veritas Betis señalamos la incongruencia que supone la falta de exigencia de la «essihencia»: Periodistas que llevan años dándose golpes de pecho con la palabreja de las narices, con sus perfiles ocultos en tuiter y su pequeña legión de perfiles interesados – en su mayoría – y faltos de argumentos propios, loritos de repetición de mantras fáciles de aprender y difíciles de explicar; periodistas y opinadores que rara vez aplican a su labor el rigor y la autoexigencia que tanto reclaman para el Betis. Juntaletras que a la hora de la verdad, cada año, hablan de tirar una competición, de regalar algún partido, de dejar de competir en alguna fecha señalada, y todo por la supuesta ventaja que eso supondría en un encuentro posterior.
¿Se puede ser más absurdo?
No mentimos, en Veritas pensamos que el partido de esta noche es casi imposible de ganar, no digamos ya hablar de pasar la eliminatoria. El rival es infinitamente superior en presupuesto, plantilla y juego, o eso pareció en la segunda mitad en Old Trafford. Pero entendemos que la única manera noble, honrada y deportiva de afrontar el partido es queriendo ganar. El fútbol, y de ahí le viene la grandeza, está repleto de historias de superación y remontadas imposibles, de goles en los últimos minutos, de celebraciones eternas que duran una noche mágica.
Sea más o menos posible, el Real Betis va a necesitar a su afición. El club lo sabe y desde el final del partido ante el Villareal ha ido lanzando mensajes de ánimo y motivación para enaltecer al beticismo, para insuflar un deseo de lograr lo imposible (casi) en una afición que, esto es así, sabe que su equipo es capaz de lo peor, pero también de lo mejor. Y curiosamente, en la prensa se ha remado en contra de esta idea que se trasladaba desde el club. En la prensa se venden porcentajes nulos de probabilidades verdiblancas, se aboga por tirar el partido y pensar en el Mallorca, se intenta quitar la ilusión al bético, que no sueñe con la gesta, que no llene el estadio.
El colmo de esta última forma de actuar contra el Betis y el beticismo son las palabras de uno de los personajes más casposos y tóxicos del entorno verdiblanco. Un tipo con pocos escrúpulos que se hace llamar bético mientras trabaja, no tan en la sombra, por dañar la unión del beticismo, por lograr desunión y división en la grada y, de esa manera, cocinar el caldo de cultivo perfecto para, de ser posible, liderar una revolución maloliente.
Javier León, el señor de las moscas, ha decidido convertirse esta semana en el Grinch del beticismo, no solo abogando por centrarse en el Mallorca, sino insultando a todos aquellos que han decidido y elegido dejarse llevar por la ilusión y el deseo de la remontada.
Como vemos, queda una vez más al descubierto la mentira de la «essihencia». Tirar un partido que podría ser histórico (a Javierito no le gusta que Haro y Catalán consigan logros históricos, va en contra de todo lo que lleva repitiendo desde que entraron), para centrarse en otro, como si eso fuera algún tipo de garantía de que el partido se va a ganar.
Con todo, lo peor no es la idea en sí, que no deja de ser tóxica y un poco absurda. Lo peor es que se permite insultar a todo aquel que aboga por darlo todo en el partido y presentar toda la batalla posible. Y recordemos que este tipejo tiene altavoz en esa prensa que hace de la mediocridad, el enfrentamiento y la ausencia de valores, un modo de ganarse la vida.
Por suerte, frente al Grinch del beticismo, el club dispone del señor de los banquillos, el Gran Jefe Pelo Blanco, como gustamos de llamarlo aquí en Veritas, un Manuel Pellegrini que volvió a dar en rueda de prensa una lección de lo que es la verdadera ambición, con su mensaje:
«Que no tengan ninguna duda de que lo vamos a intentar desde el minuto uno».
Ya saben, ante los javieritos de la vida, pongan pellegrinis en el camino.