En VeritasBetis siempre hemos creído que la existencia de una alternativa al poder, no solo en el Betis sino en cualquier club de fútbol, es buena para la entidad. Eso sí, hablamos de alternativa real y sólida, votable, con proyecto y el valor de presentarse como tal en la Junta General de Accionistas. Todo lo que no sea de esta forma la consideramos un pataleo tóxico e interesado.
El Real Betis se encuentra en una situación delicada. Según los medios de prensa sevillanos, es prácticamente imposible de gobernar. Una situación calamitosa y abocada al fracaso.
Siguiendo estos mantras, no puede menos que sorprender que en esta tesitura no aparezcan los siempre exigentes y vigilantes béticos de guardia, aquellos que se autoproclamaban como solución a todos los males que asolaban el club, eso sí, antes de la pandemia.
Es cierto que la buena marcha del club en lo deportivo, con los indudables aciertos de Antonio Cordón y Manuel Pellegrini en esta parcela, actúan como cortafuegos o paraguas. Pero la vida nos ha enseñado que lo que puede hacer que un club desaparezca no son los malos resultados deportivos, sino los económicos. Sorprende por tanto, repetimos, la ausencia de alternativas a la directiva que, hoy por hoy, ha llevado al club a esta delicada situación.
Nos sorprende que para esas supuestas alternativas sea más grave quedar un año el 15 que tener un fondo de maniobra negativo o un patrimonio neto negativo.
Desde que Haro y Catalán llegaron a la directiva y consiguieron el pacto con Lopera, desbancar a los que dirigen el club es posible. Solo hay que trabajar para acumular acciones por un lado, y conseguir apoyos por otro. Sin embargo duele comprobar que las escasas tentativas para sucederlos, pasan una y otra vez por enmierdar el entorno y hacerlo tan tóxico que los dirigente decidan irse solos para que aparezca «alguien» con la vitola de salvador a ocupar un sillón vacío. Se han echado en falta proyectos serios y explicaciones sobre lo que se haría para paliar los errores y mejorar los aciertos.
La ocasión la pintan calva. Si algo puede achacarse a la directiva directamente es la situación económica. Sin embargo, no hay alternativas. Ni siquiera hay voces discordantes en público.
Esto nos hace pensar, y al darle vueltas al asunto lo primero que se nos viene a la cabeza es que el club era mucho más atractivo cuando estaba saneado y en primera, aunque ocasionalmente quedara el 15. Es decir, prepandemia. Tras la pandemia y los números rojos, el club es menos atractivo porque lo que toca arreglar es más complicado y requiere de más y mejores conocimientos de economía. El sistema cortijero funciona mal en las crisis económicas, bien lo sabemos.
Otra opción, quizás más cercana a la realidad, es que la supuesta alternativa considere que los más preparados para sacar al club de esta coyuntura especialmente delicada, pero generalizada en el fútbol español, sean los gestores que ahora mismo gobiernan el club. Eso explicaría la ausencia de alternativa e incluso el apoyo a Haro y Catalán.
También existe la posibilidad de que sea un «ahora que lo arreglen ellos»… pero esto no dejaría en buen lugar a los alternativos, ya que parecería que lo último que pasa por su mente es solucionar los problemas que tiene el Betis.
Al final, la realidad que tenemos es que Haro y Catalán son los únicos que pueden y deben llevarnos al siguiente paso de la entidad, solventando esta crisis económica igual que solucionaron la anterior. Y algún día quizás la historia explique como en 7 años tuvieron que vérselas con un concurso de acreedores y una crisis provocada por una pandemia a nivel mundial. Para ello, tendrán que recurrir a una ampliación de capital (a la que estaremos muy atentos para evitar que sea una vía de ampliación de su porcentaje accionarial), activar alguna palanca y esperar el maná de alguna buena venta. Mientras tanto, el equipo seguirá luchando por hacer historia en Europa League, pelear por la cuarta plaza en LaLiga, dar la sorpresa en Copa del Rey y ganar un título en la Supercopa de España.