Uno de los ejemplos más evidentes es la «romantización» del canalla, es el esfuerzo consciente en hacer ver que una conducta repudiable, lamentable y bajuna es una demostración de valentía, de revolucionario, de personalidad. Y no, no hay nada loable en ser un canalla. Si vamos a la RAE vemos que las siguientes acepciones:
1. adj. Vil, bajo y despreciable.
2. adj. Pequeño, desmedrado y humilde.
3. adj. Dicho de una persona: Baja, de malas costumbres y procedimientos.
4. adj. Dicho de una costumbre o de una cosa: mala.
5. adj. Mezquino y avariento.
6. adj. Dicho de un animal: Falso y de malas mañas.
Como vemos, no hay nada medianamente positivo en ser un canalla, y sin embargo, vemos periodistas que han hecho del «canallismo» un modo de vida. Una forma de expresión basada en buscar repercusión de la forma más baja, despreciable y mezquina que ha encontrado, que no es otra que la de faltar continuamente al respeto de los empleados, directivos y seguidores del Real Betis Balompié.
Nos referimos, por supuesto a Antonio Félix, juntaletras del medio anaranjado y vetado, obviamente, un medio que se esfuerza cada día en demostrar que cualquier mal periodista u opinador encontrará su sitio si su fondo es faltar al equipo de las trece barras verdiblancas. Solo hay que ver su listado de colaboradores para darse cuenta de que en esa redacción se hace un proceso de selección basado en el ataque al Real Betis: Delmás, León, Haurie, Cepeda, Pineda, González Cotta, Hérnandez, Chazarri, y el mameluco de hoy, el señor Félix.
La semana pasada, este impresentable se permitió el lujo de insultar a una leyenda mexicana, con cinco mundiales en su espalda, y a un campeón del mundo con Francia. ¿Sus motivos? Que son jugadores del Real Betis. No busquen más, que no hay. El artículo, titulado Macarras lo podéis ver aquí, y comenzamos a analizarlo a continuación:
El artículo es un despropósito desde su primera frase, en la que hace una ligera apología del macarrismo y admite (con una falsedad bastante evidente) su admiración hacia ese tipo de personas. La ridiculez se explica sola. Pero sigamos: mal tiene que irle el argumento a un escritorzuelo del montón si tiene que mentir para darle visos de veracidad. Decir que en el Betis hay «cierta cultura del macarrismo» es un «invent» a la altura de las fakes new que rulan por la red. Para más inri, lo adorna, porque es importante sublimar el concepto, buscando una exageración que cuadre con el plan que tiene establecido desde el principio, y dice que ahora el Betis tiene «mala leche» y antes, no. El equipo que menos faltas comete en la liga (o uno de ellos) y que más expulsiones sufre de manera injusta, tiene mala leche, ya. Por que tú lo digas.
Acto seguido es cuando da dos nombres, Guardado y Nabil Fekir como ejemplos de macarras. Guardado, con cinco mundiales y siendo una leyenda de su país, que ha dejado una huella inmejorable en todos los equipos por los que ha pasado… que sí hombre… A nosotros nos da que a Antonio Félix lo que le molestó de Guardado fueron sus bromas sobre la pantomima de Jordán, Lopetegui y Monchi. Por cierto, aquello no fue para él ni macarrismo ni mala leche. Todo ok, José Luís.
Y Nabil debe ser un macarra porque ser uno de los jugadores que más patadas recibe del continente no importa. Como tampoco importa echarse el equipo siempre a la espalda, pedir siempre el balón o ser uno de los mejores regateadores de Europa. En otros sitios, Fekir sería un tipo con carácter, valiente y decidido. En el Betis es «el fenotipo de macarra».
El colmo de este primer tramo es MENTIR tratando de vender que el Real Betis es un equipo que finge y juega «suciete». Antonio Félix, queda claro, no ha visto jugar nunca al Betis. Un equipo que siempre trata de jugar al fútbol, que hace pocas faltas, que no pierde tiempo, que peca, en todo caso, de ser blandito e inocentón. O no lo ha visto jugar o, como queda dicho, lo ha visto y le da igual faltar a la verdad para soltar una frase que pueda cuadrar con su versión torticera y falsaria de la realidad.
Por cierto, lo de adelantar unos metros los saques de banda pone muy de manifiesto el verdadero nivel tanto del prensicida como del escrito.
Aspas no es un jugador antideportivo y embustero, es que sabe cómo las gasta el Betis. Ergo la culpa de que Aspas actúe mal no es del propio jugador, sino del macarrismo del club verdiblanco. Y por supuesto, se suma a la corriente generalizada en la presa basura de Sevilla en la que protestar por las injusticias y criticar al colectivo arbitral y su presidente, es «engañarte», y poner «huecas excusas».
Como vemos, el artículo es una compilación de todo lo que se hace mal en la prensa sevillana: miente, tergiversa, insulta, falta al respeto e intenta crear opinión mientras defiende subrepticiamente a uno de los suyos, ese hombre que desde que preside el comité técnico de árbitros está llevando al gremio al más absoluto desastre.
Curiosamente, días después de este artículo – basura, la prensa ha dado a conocer los pagos que el Barcelona hacía a un miembro del mismo comité. Curiosamente, ahora la prensa sevillana dirá que la corrupción (prescrita, ay) no era con estos gestores, sino con los anteriores… pero lo cierto es que todas las personas de bien que no tenemos ni intereses ni conocidos en esas esferas, sospechamos que el sistema lleva mucho tiempo viciado, y que la prensa (en este caso local y nacional) ha estado trabajando para cubrir dichos vicios.
Y las pruebas del día a día, nos dan la razón.
PD: Que este mediocre juntaletras tenga un artículo titulado igual en el que se mete con Monchi (por aquella vez que dijo que iba a retirar el equipo del campo del Madrid) solo nos sirve para tener claro que ha hecho de la provocación y la mezquindad, un modo de vida. Biriprensa de manual. Prensicida por necesidad.